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historia del Hospital de San Nicolas de Bari

Tu vecina, que cree que puede curar todas sus dolencias con la mata de sábila que crece frente a la puerta de su casa, carga en esa costumbre una herencia histórica que se remonta a las primeras prácticas medicinales que existieron en Venezuela. Los aborígenes de nuestra tierra se enfrentaban a los malestares físicos a través de un entendimiento rudimentario de la naturaleza. Las turbaciones, tanto físicas como mentales, se mitigaban con un vínculo al mundo espiritual y una conexión con la fauna y flora que vivía a su alrededor. Donde lo espiritual y lo natural no significaban cosas diferentes. De esa misma forma los indígenas crean en el primer concepto de hospital en venezuela: chozas comunes donde se atendían a las personas enfermas con rituales esotéricos, acumulados en un solo lugar donde encontraban consuelo en sus creencias y el chamán de turno. Una práctica que no sería muy lejana a la de la iglesia católica, quienes construyeron la mayoría de sus hospitales en forma de grandes salones abiertos con la intención de que todos los dolientes podrían ver y escuchar las ceremonias religiosas que “aceleraban” el proceso de sanación. 

 

El primero de ellos que se construyó en tierra latinoamericana fue el Hospital de San Nicolás de Bari, fundado en 1502, en “La Española” (actualmente Santo Domingo). Sus ruinas se mantienen como un patrimonio de la humanidad que nos traslada a la vida de nuestros antepasados en el inicio de la historia de la salud en latinoamérica. Anudado con la intención misionera de la conversión al catolicismo del Imperio español, empezó a ramificarse por toda América un conjunto de edificios Iglesia – sanatorios. Pero la priorización de la monarquía era más hacia la salvación divina y el dominio de tierras que la atención médica, de las cuarenta instituciones de la realeza apenas cinco contaban con sanatorios. 

 

Bajo esas condiciones también llegan los primeros centros de atención médica a Venezuela. Pero el poco interés del imperio español y los gobernadores de las recién fundadas provincias incidían sobre la calidad de tales hospitales. Llegaron a recibir tan mala fama que eran llamados “antros de castigo”, donde un enfermo tenía la certeza de que encontraría sufrimiento y el perdón de Dios antes de dar el paso hacia el paraíso. Solo las personas acaudaladas recibían atención médica de calidad y a domicilio, el resto de la población debía enfrentarse a una tasa de mortalidad de entre 10 y 25 por ciento, números que indican que al menos 1 de cada 5 personas que se enfermaba, moría. Esa fue la realidad de una Venezuela colonial que fue azotada por enfermedades endémicas como el paludismo, la fiebre amarilla, la lepra, sífilis, además de epidemias y pandemias como el cólera, la viruela, y la gripe. 

 

El primer hospital fundado en Venezuela fue el Hospital de San Pablo, administrado por la Iglesia, luego por el Real Patronato y luego por el Intendente de Santiago de León; pero nunca administrado correctamente. Las quejas de la comunidad eran regulares. Mala ventilación, insalubridad ambiental y un hedor constante que provenía del cementerio. Ese fue el común denominador en los hospitales en Venezuela en su época colonial, que estaban construídos sobre pilares religiosos y no científicos. Es indudable que tanto los indígenas como la llegada de la religión católica dieron un paso gigantesco hacia la sanación del alma, pero no fue hasta la construcción del Hospital de Vargas que llegaría una visión empírica para afrontar los malestares del cuerpo humano. 


historia hospitalaria en venezuelaCuando en 1888, Juan Pablo Rojas Paúl, decreta la construcción del Hospital de Vargas, Antonio Gúzman Blanco critica el mismo diciendo que “todavía es época de hacer muertos más que curar heridos”, lo que es un reflejo latente de la percepción todavía indiferente hacia la cultura médica en el país. Pero la construcción del hospital abriría una puerta que no volvería a cerrarse. Para su construcción se sigue el canon arquitectónico de la Academia de París. La infraestructura permitiría un nuevo sistema de ventilación, se introducen las prácticas revolucionarias de la anestesia y la asepsia, y se conciben dentro de sus paredes las primeras sociedades médicas y cátedras que serían el primer paso en una cultura médica que nos llevaría hasta donde estamos hoy. Los primeros años de la salud estuvieron marcados por una tendencia de sosegar los pesares con brebajes hechos con litros de religión y un poco de indiferencia monárquica que más tarde pasaría a ser indiferencia republicana. La religión fue primordial para resolver las turbaciones del alma y el siguiente paso sería dado por la ciencia, la ilustración y el positivismo, zapata del Hospital de Vargas y de los siguientes años de evolución médica en nuestra Venezuela.